Trabajo doméstico remunerado en el Perú de hoy: una instantánea de la situación actual
Explorando situaciones de marginación en la sociedad peruana contemporánea
El trabajo doméstico remunerado* se instaló en América Latina desde los tiempos de la colonia, asociándose con mujeres indígenas y afros pobres; en el Perú, la experiencia colonial notoriamente vinculó a este trabajo con mujeres pobres e indígenas. Hoy constituyen el 2.6% de la población económicamente activa (PEA) ocupada (INEI 2013) y siguen enfrentado una discriminación histórica que pareciera estar relacionada a su particular composición sociodemográfica: mujeres y adolescentes, de bajos recursos, provenientes de grupos étnicos marginados, y trabajando en un 92.4% de los casos en condiciones de informalidad.
¿Qué dicen los datos?
Pese a que el número de personas que hace este trabajo en el Perú se redujo en términos absolutos entre 2004 y 2013, las trabajadoras que permanecen en el sector siguen siendo altamente vulnerables. Suelen tener un bajo nivel educativo, son solteras o separadas y migrantes, carecen de contratos formales de trabajo y no parecen percibir mejoras importantes en su situación socioeconómica general. El Cuadro 1 provee mayores detalles sobre esta situación.
Cuadro 1: Indicadores claves sobre el trabajo doméstico remunerado en el Perú 2011)
Adaptado de Bastidas (2012).
Asimismo, pareciera que la edad laboral en este sector va en aumento. Pero en un período de 10 años (ver Gráfico 1), poco más de la mitad de las trabajadoras tiene entre 36 y 65 años de edad, a diferencia de los 19 a 34 años que tenían en el 2004. Una posible explicación es que menos mujeres jóvenes han entrado en el sector durante la última década porque hubo un notable y sostenido crecimiento económico en el Perú en este período que puede haber abierto la posibilidad de otros empleos.
Gráfico 1: Trabajo doméstico remunerado por grupos etarios en el Perú (2004-2013)
Fuente: INEI, ENAHO 2004-2013; Pérez y Llanos 2015b
Sin embargo, entrevistas con trabajadoras del hogar en el 2015 sugieren una explicación alternativa. En realidad, muchas salieron del sector cuando tuvieron hijos –o para llevar a cabo otros proyectos – y luego volvieron al mismo trabajo. Así, pareciera que en realidad lo que existe es una “puerta giratoria” a través la cual mujeres entran y salen del sector. Pero sus salidas hacia otros proyectos o trabajos ni implican mejores sueldos ni ascensos laborales para ellas. Esto es corroborado por la evidencia estadística que se muestra en el Gráfico 2. Los sueldos de estas trabajadoras están por debajo de los de todos los demás trabajadores de la PEA ocupada, incluidos otros trabajadores de bajas calificaciones e informales como ellas. Es decir, para las trabajadoras domésticas remuneradas -a diferencia de otros trabajadores- mayor educación no pareciera apoyar de manera sustancial en su ascenso laboral y social.
Gráfico 2: Ingreso mensual por nivel educativo según grupo ocupacional (2013)
Fuente: INEI, ENAHO 2013. Pérez and Llanos 2015a.
¿Qué hacer?
El resultado neto es que estas trabajadoras siguen constituyendo una parte extremadamente vulnerable de la fuerza laboral y de la sociedad peruana en su conjunto. Entre las varias líneas de acción que podrían marcar una importante diferencia en calidad de vida para ellas, el reconocimiento de sus derechos laborales completos sería un importante paso hacia adelante. Sin embargo, la situación actual mantiene a estas trabajadoras en una suerte de invisibilidad, con derechos recortados, trabajo en residencias privadas, y un Estado que no asegura su bienestar a cabalidad. Por ello, particularmente en el caso de las trabajadoras que migran de otras partes del país –más del 50% en 2013– ellas están altamente expuestas a situaciones de alto riesgo como es la explotación, el maltrato y hasta la trata laboral.
El próximo post indagará sobre la normatividad existente, sus vacíos y los pasos que se pueden tomar para mejorar las condiciones laborales para este sector.
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*El trabajo doméstico se refiere a aquel que apoya a los quehaceres del hogar, incluidas la limpieza, la lavandería y la cocina. También puede considerar el cuidado de niños, niñas, personas mayores y personas con discapacidad en condición de dependencia. Esto último se conoce más específicamente como “trabajo de cuidados” por su énfasis en el cuidado de personas. Aquí consideramos ambos trabajos bajo el rubro de “trabajo doméstico remunerado”. Futuros posts explorarán en mayor detalle el trabajo de cuidados.
Referencias bibliográficas
Bastidas, M. 2012. Protección social y trabajadoras del hogar en el Perú desde la visión de las protagonistas. Lima: OIT.
Pérez, L.M. and P.M. Llanos. 2015a ¿“Al fondo del escalafón? Un estado de la cuestión sobre el trabajo doméstico remunerado en el Perú”. Documento de Discusión (DD1501). Lima: Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.
Pérez, L.M. y Llanos, P.M. 2015b. Twenty-first Century Paid Domestic Workers in Peru: Subsidizing and Emerging Middle Class? Paper presented at the 2015 Congress of the Latin American Studies Association. Section on Migrant Work and New and Persistent Exclusions on the basis of Gender, Race and Class. San Juan, Puerto Rico, May 30, 2015.